Foto de Guillermo Chaves. Bosque en el Parque Nacional de Costa Rica, Volcán Tenorio.
Estar en silencio con el bosque
es suprimir las palabras para descubrir que tenemos otras posibilidades
y otras formas de comunicación. Se puede tomar consciencia de nuestro
“verdadero ser” en un escenario de contemplación silenciosa de nuestro interior
con la majestuosidad de la vitalidad que nos envuelve. Con una observación consciente podemos llegar a tener otro nivel de comprensión, porque si nos enfocamos en lo externo desde nuestro interior, se hace patente y con cierta seguridad que todo en la Tierra es un solo organismo vivo.
Las poderosas imágenes de montañas vivientes, árboles, flores, insectos, animales son parte de una energía inconmensurable. Cuando llegamos un lugar donde la naturaleza se impone recordamos que eso es la divinidad y que subyace en todo.
Es un reto
interesante tratar de escuchar el mensaje del bosque, de uno de sus árboles o
de un riachuelo. En un rato de silencio y contemplación puede empezar a
nacer un verdadero diálogo energético, desprovisto de palabras y se da un
encuentro entre sus aguas y las nuestras, entre sus vibraciones y las nuestras.
Tan fluyente es su memoria y su historia como nuestro paso por la vida.
Depende de nosotros y de nuestro albedrío hacer que la vida tenga la cualidad de la transparencia, la vitalidad y la maleabilidad de una corriente de río, que tanto puede construir amando, como arrasar amando.
Recomiendo a todas las personas sacar
un tiempo a solas para una contemplación profunda y meditación en medio de la
naturaleza. Créanme que van a tener una
experiencia de sanación interior. Cuando se contacta la frecuencia que inspira
el amor a la vida se logra a la vez una conexión con la sabiduría del Universo
que yace profundamente en nuestro mismo corazón.
Las poderosas imágenes de montañas vivientes, árboles, flores, insectos, animales son parte de una energía inconmensurable. Cuando llegamos un lugar donde la naturaleza se impone recordamos que eso es la divinidad y que subyace en todo.
Foto de Guillermo Chaves. Bosque de Prusia de Cartago, Costa Rica.
Depende de nosotros y de nuestro albedrío hacer que la vida tenga la cualidad de la transparencia, la vitalidad y la maleabilidad de una corriente de río, que tanto puede construir amando, como arrasar amando.
Foto del Río Celeste por Guillermo Chaves. Bosque en el Parque Nacional de Costa Rica, Volcán Tenorio.
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