martes, 4 de enero de 2011

JARDINES VERNACULARES DE COSTA RICA

Jardín vernacular en las faldas del Volcán Irazú, con exaltación de esquemas florales y en combinaciones caprichosas.

La mayoría de los jardines en las casas de nuestros pueblos están hechos por personas amantes de la naturaleza, de sus plantas, especialmente sus flores; también de los insectos, aves y otros animales que habitan zonas urbanas y rurales, generalmente realizados con fines contemplativos y del disfrute estético. Muchos son muy especiales y proyectan el cariño y la atención que sus constructores le han puesto. Son una categoría que no corresponde a un estilo, sino más bien un método tradicional de confección espontánea sin un diseño previo, es decir que no son proyectados por diseñadores profesionales. Aunque los resultados, después de muchos años, pueden ser de gran elaboración y calidad en unidad e idea de conjunto. La inmensa mayoría de los jardines en el país pertenecen a la tradición vernácula, hechos al margen del "diseño" (entendido como la disciplina académica) y en general muestran muy pocas huellas de la influencia de las tradiciones clásicas del jardín. Los jardines de Costa Rica pueden que solo muestren una leve reminiscencia en las formas y los usos, de la influencia española y afro-caribeña, entre otras manifestaciones culturales étnicas, y también una marcada referencia a las particularidades regionales.

Precioso jardín en macetas hechas con "tarros de pintura", lo único que acusa que la foto es reciente son sus sillas plásticas, lo demás puede estar en igual forma por décadas. La foto es de Rodolfo Alvarez y fue tomada en las cercanías del Volcán Turrialba.
Vernacular es un adjetivo que se aplica a la lengua o idioma de un país y, en particular, del país de donde esa lengua es oriunda. El idioma español es la lengua vernácula de España y de todos los países hispanoparlantes.

Su etimología proviene de la antigua Roma, donde los esclavos que habían nacido en la casa (verna) de sus amos tenían algunos privilegios que los distinguían de los demás. Eran los esclavos verna, en el sentido de nativos o “de la casa”. Vernáculo aparece registrada por primera vez en nuestra lengua en el siglo XIX, y Corominas la califica como “muy culta y poco usada”. Sin embargo, vernacular ya aparecía en inglés en 1601, con significado semejante. (1)

Aun hoy es un término que se usa en círculos con un mayor nivel de educación y no es propio el “dominio” del concepto por las mayorías. Si nos referimos a este tipo de jardín, en Costa Rica le llamamos, jardín de campo, jardín rural, el patio, si combina la producción doméstica con un huerto. Algunos también los califican como jardines pintorescos. Otro adjetivo que califica algunos de estos jardines es el de “polo”. Un “jardín polo” es un jardín de mal gusto, que cae en esquemas comunes, es decir que es recurrente con repetir patrones muy típicos y usados hasta la saciedad. Un jardín de “polo con plata” es aun más terrible, porque exalta el mal gusto y está hecho para que los demás lo “envidien”. Es preferible un jardín de campo hecho con cariño que estos últimos hechos con escaza imaginación.  
  
El Diccionario Inglés de Oxford también define una lengua vernácula como "la lengua nativa o indígena de un país o región”. Según  Patrick Taylor un jardín vernacular es aquel en la que los métodos e ideas tradicionales, a menudo locales, predominan sobre las nociones nuevas, exóticas, y de moda.
Como paisajistas podemos reconocer las obras previamente conceptualizadas y las tradiciones de diseño involucradas en la elaboración de esos jardines. Generalmente consideramos que corresponden a una forma de arte y, en cierto sentido son como muchas obras de otras manifestaciones artísticas que sobresalen por la capacidad creadora del ser humano cuyos resultados son singulares, y cuya finalidad es principalmente estética.
Esta es una noción diferente a la que tiene un jardinero que trabaja en su patio todos los días, puede no tenga idea de lo que implica una actividad artística (aprendida en círculos académicos) y comparativamente es como el pintor aficionado frente a la obra de los grandes maestros del arte.
Lo importante es que para muchas personas su jardín es una fuente de gran placer, es la proyección de una realización personal que disfrutan día a día. Es una fuente de orgullo y amor propio, se lucen a la comunidad cuando muestran sus creaciones y el beneficio es también para en barrio cuando aumenta su calidad estética.


Jardín vernacular en las faldas del Volcán Irazú, en la misma propiedad que la anterior foto, en este caso usando una planta conocida como "chispa".


A la mayoría de las personas nos gusta visitar los jardines de las comunidades y se pueden gozar más si le agregamos la hospitalidad de la gente y la entrega de su atención en forma desinteresada. Muchos de estos jardines puede que estén por todas partes cerca de nuestra casa, aun en zonas urbanas. Los mejores los asociamos a lugares con paisajes inolvidables, y lo placenteros que resultan si están inscritos dentro de nuestros paisajes casi siempre verdes. Nos causan esas emociones si admitimos que, tiene que haber habilidad y buen gusto centrados en la realización del jardín, y parte de este placer proviene de la admiración que sentimos cuando vemos que las plantas crecen con salud y vigor.
Cuando nos encontramos con muchos jardines ya consolidados, estos logran crear un sentido de identidad junto a las otras manifestaciones culturales. Es a la vez un triunfo crear orden “a partir del caos”, es al fin a al cabo, la domesticación del medio para imponer la voluntad del ser humano sobre el paisaje.
Patrick Taylor (2) dice que el historiador en general ha ignorado la importancia del jardín y más aún de los jardines vernaculares, no por falta de pruebas, sino porque no se puede acomodar fácilmente a las tipologías que los historiadores suelen establecer. Un historiador de jardines puede viajar una gran distancia para ver, por ejemplo, los Jardines de Versalles, pero no prestan atención a los jardines que tiene frente a la calle en que vive.
Los antropólogos de campo, sin embargo, a menudo describen los jardines de los pueblos que estudian, ya que son claramente una parte elocuente de su cultura. En este contexto, se consideran como parte esencial de su identidad, pero las descripciones generalmente dan mucha importancia al uso ritual o religioso de las flores, por ejemplo, en vez de enfocarse en cómo surge el diseño de los jardines o en cómo lo conceptualizan. La importancia económica del jardín si hay plantas comestibles o útiles suele ser de mayor interés para el antropólogo que el jardín de recreo.  
El autor también señala que en estos estudios antropológicos no todas las culturas se interesan en las flores. El antropólogo Jack Goody explica la ausencia de la cultura de las flores de África Negra. El cultivo de flores se ha visto en muchas comunidades africanas como una actividad ajena y se señala que revela la conversión al cristianismo, por ejemplo el pueblo de Liberia que además vestían ropa occidental y viven en casas de estilo occidental. Ellos cultivan los jardines florales. Lo mismo sucede con las etnias originarias del país, que no son dados a interesarse por las flores como si los de origen español.

Jardín vernacular en las faldas del Volcán Irazú, en un local de venta de flores y productos de la zona. Foto de Guillermo Chaves.

Precisamente lo que distingue los jardines vernaculares de otros es su poca posibilidad de ordenamiento por tipologías. Se pueden establecer algunas categorías más o menos arbitrarias con base, por ejemplo, en el tipo de comunidad, (rural o urbana), por piso altitudinal, (jardines costeros o de montaña), jardines en lugares con monocultivos, (jardines de finca cafetalera o de sabana ganadera) o las anteriores en diferentes combinaciones. Los más comunes en el país son:
·       Jardín de zonas predominantemente urbanas, muy circunscritos a jardines delanteros y patios traseros. Aunque los hay de mayores dimensiones.

·       Jardines con alguna identidad étnica: jardines afro-caribeños, meseteros, de las sabanas guanacastecas, por nombrar algunos posibles.

·        Jardín del coleccionista. (orquídeas, rosas, cactáceas, helechos, heliconias, y muchas otras). Suelen integrarse las colecciones a jardines con plantas tropicales de diverso tipo.

·       Jardín rural asociado a una forma de producción, y/o una zona de vida. Nombrados anteriormente están los jardines de fincas cafetaleras, de antigua producción bananera, los de zonas de cultivos de ornamentales, o de producción hortícola, etc.

·       Jardín de montaña con un tono silvestre

·       Jardines guanacastecos (región de Guanacaste), asociado a fincas ganaderas a cañales y otros cultivos tradicionales.

Esta es una lista preliminar y no definitiva, mi idea es ir ilustrando todas las categorías y patrones comunes que pueda documenta con buenas fotos.  Es posible que surjan algunas tipologías de este tipo de expresión cultural tan particular.


(1) http://www.elcastellano.org/palabra.php?id=1937
(2) Patrick Taylor http://www.jrank.org/gardening/pages/1715/vernacular-gardens.html

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