Capítulo VI
Por Guillermo Chaves H.
Foto de Guillermo Chaves. Parque Nacional Tortuguero.
Por el
acceso a la caverna se filtraba la claridad de la alborada. Parecía que todo
volvía a renacer con fogosidad allá afuera. Las briznas frescas de aire
cautivaban por la diáfana desenvoltura con que llenaban mis pulmones. En las
exhalaciones un suave vapor era dorado por el sol. Para los entes tempraneros
es un imperativo retomar con nuevos bríos una nueva jornada de supervivencia
respirando profundamente estas corrientes nítidas. Es un despertar optimista,
jovial y alerta en el marco maravilloso del crepúsculo vespertino. El amanecer
es el ámbito de la regeneración en que el brillo de la luz inicia de manera
contenida, mostrando unas pinceladas de azul prusia e índigo sobre unas
veladuras azul ultramar, (los mejores colores que uso al pintar celajes madrugadores).
El Sol abraza y entibia toda la existencia y reinicia el ciclo diario con un
rico esplendor de acogedores tonos cálidos que se van desplazando a aquellos
colores azulados profundos y penetrantes.
Pude ver
junto al higuerón que crecía sobre la cueva a una dríada que no era Ailine, curiosamente bien mimetizada
con los helechos verde claro que proliferaban en su base. La dríada se presentó
diciéndome; soy Higara, un hada a la
que le fue encomendada la misión de cuidar este hermoso ficus en el que habita Koh el ocelote y de todos los seres
vivos que necesitan de él. Soy una guardiana que disfruta de vivir en este
bosque donde cada árbol simboliza el perfecto equilibrio de los bosques sabios.
Somos los Guardianes de la Tierra y
todos los días al despertar mostramos gratitud por la gran obra de la Creación
y por El Gran Espíritu que yace en
todo. Todo lo vivo y lo inerte, más todos los que habitamos en las energías
sutiles estamos interconectados en la Tierra para formar un solo ser.
Higara continúo con su presentación; yo soy del mismo
clan de Ailine y Alepos del bosque Prusiano. Somos del Clan de Prusia y hay muchos otros seres
especiales con los que nos repartimos esta misión tan grande de restaurar el
balance de la naturaleza en todo este lugar dominado geológicamente por un
volcán. Como usted puede prever esta ha sido una tarea tan ardua que a veces
creemos que estamos perdiendo la batalla, pero seguimos luchando...
Con mucha
urgencia hemos estado enviándoles mensajes, desde sutiles hasta apremiantes
acerca de las consecuencias del evidente desequilibrio que ustedes provocaron.
Usamos muchos medios como; hacernos visibles y susurrarles nuestros mensajes,
cierta comunicación telepática, pero el común es que mediamos a través de
quienes cuentan con el don del lucero entre los ojos y en medio de la frente,
creo que ustedes le llaman tercer ojo. También con personas que cultivan la
comunicación con nosotros y “los elementales”, como los que buscan de verdad un
camino espiritual alternativo y por supuesto con los chamanes. Para que
entienda la verdadera gravedad del problema, y en casos extremos los
"elementos" han hablado fuertemente por sí mismos, ustedes mismos lo
han notado. Hoy casi todos los cambios en el clima transportan mensajes urgentes
sobre las consecuencias de su actitud frente a su naturaleza.
Me da mucho gusto conocerte Higara. Este amanecer dentro del bosque es maravilloso. Hace años
que no recibía un nuevo día en medio de la naturaleza. Me sorprende lo
maravilloso que es el despertar de tantos seres vivos juntos.
Soy de la tribu humana que como usted sabe está
muy desacoplada de la naturaleza. De hecho es muy común que nos expresemos en
términos que enfatizan la distancia y la lejanía. Tal es la desconexión que de
plano no comprendemos lo que hay más allá de nuestras grises ciudades. Soy el que hoy renace junto a los
maravillosos seres elementales, aunque ahora que lo pienso me parece
irrespetuoso y arrogante decirles “seres elementales” a ustedes, que siempre
han estado aquí, que tienen mucha más edad que nosotros siendo los asistentes
de los espíritus de los árboles, de las piedras y de todos los elementos. A los
seres como ustedes los hemos estrechado y desahuciado de su hábitat
destruyéndolo para hacer ciudades delirantemente extensas, que necesitan áreas
de producción agrícola extensivamente desmedidas. Tenemos una conciencia
bipolar; admiramos la belleza de los ecosistemas de la Tierra y a la vez
mantenemos una constante presión por sus recursos.
Algunos tenemos un poco de conciencia sobre la
necesidad de liberación de ese tipo de pensamiento en la densidad, por llamarle
de una forma conocida. A nivel de todo el conjunto planetario puede que esté
surgiendo un cambio de mentalidad que procura una reconciliación interna del
ser humano con nuestra Madre Tierra.
Esperamos un nivel crítico de seres humanos que piensen que esto es posible,
para dar el salto a una nueva forma de relacionarnos con quién es nuestro
origen.
Higara me dijo que desde hacía décadas esperaban que
la gente empezara a cambiar de actitud ya que el camino elegido como forma de
vida del colectivo humano iba rumbo a un debacle. Tanto desequilibrio no es
sostenible, (como ustedes mismos lo han concluido). Te explico esto un poco
más; no es que la Tierra necesite del ser humano, ustedes pueden continuar con
su persistencia autodestructiva hasta desaparecer. La Tierra tiene una
conciencia muy poderosa y es capaz de regenerarse nuevamente, con las mismas y otras
formas y con otra misión. Pero en realidad creemos que el ser humano es una
creación compleja que si necesita de la Tierra para sobrevivir. Incorporan en
un solo cuerpo, una mente, un alma y a través de ella un espíritu. Con un poco
más de trabajo para reorientar su inteligencia pueden retomar su camino.
Aunque disfruto del contacto con la espesura de
la selva y su diversidad, me apena reconocer este hecho lamentable que les hace
perder a ustedes su integridad. Y sobre todo el haber perdido completamente el
derrotero de la correcta relación del ser humano con esta hermosa esfera azul.
Pude
reconocer a Alepos distante en un
claro del bosque y acercándose a la entrada de la cueva, donde hacía rato
habíamos entablado una amistosa conversación Higara y yo.
Alepos en gnomo interrumpió la conversación para
saludarme y darme la bienvenida a un nuevo día. Me dijo; me encanta que no te
hayas cerrado durante la noche. A muchos les pasa que nos consideran parte de
un sueño que rápidamente olvidan. Al estar receptivo podemos seguir ampliando
el discernimiento y el amanecer es un momento perfecto para procurar tu
ilustración.
Debo
indicarte qué; antes de que empieces a moverte y reconocer de nuevo este bosque
hermoso durante el amanecer, permítanme que te explique la condición que
observaste muy al inicio de nuestro contacto. Creías que había una
infraestructura imponente y descomunal, megalómana y excesiva para el entorno,
la que era utilizada por nosotros. Déjame decirte que proyectaste tu mirada
convencional, tu idiosincrasia ajustada a una forma de percepción muy
superficial. Esta es una manifestación típica de cuando se ven otras formas de
la materia en la tercera dimensión en la que estás acostumbrado a moverte. No
tenías la capacidad de entender la trama de la vida en un bosque vivo y por
tanto eras incapaz de observarnos con otra sensibilidad.
Viste el
fundamento de las formas constitutivas de todo lo material, eso fue un hecho
muy poderoso y excepcional. Los árboles de este bosque y quienes lo habitan
forman un absoluto de energía en muchas densidades y los volúmenes que ves son
en realidad las manifestaciones de diversas densidades de esa energía.
También
pudiste captar el "corazón
energético" de los mismos árboles. Para nosotros es maravilloso que se
nos pida cuidar especialmente esta sección del árbol que como viste está
ubicada en la parte baja del tallo, donde se encuentra con la tierra, a ese
punto específico lo llamamos el Hara.
Para muchas culturas cada uno de esos individuos actúan simbólicamente como
ejes del mundo, ya que nos muestran el arraigo a la tierra, extraen el agua y
nutrientes del suelo y tratan de alcanzar elevando sus ramas al cielo y la
misma eternidad. Ya sabes ahora donde reside el chackra más importante de las
plantas.
Higara acotó diciendo: recuerda que en cada semilla se
encuentra el centro o corazón energético de la planta. Este es como un núcleo
con el potencial de desarrollarse y evolucionar más rápidamente de lo que
ustedes creen. Las plantas son seres vivos con sensibilidad, y pueden captar
tanto las energías positivas y sanadoras como las negativas. Todos los seres
vivos nacen de las semillas que son la esencia de la vida y que prevalecen
diseminadas por todo el Universo.
Alepos continuó hablándome de acerca de; lo que
constituye y envuelve a cada árbol, lo que lo conecta con su entorno, es lo que
nosotros llamamos materia. La supuesta
materia orgánica del árbol no es más que la concreción de la energía en formas,
es decir, un estado más de la manifestación de la Luz. Viste la materia como
energía y otro campo energético más sutil a su alrededor. La energía de la Divinidad que todo lo ocupa y es el
mundo de lo cierto, pero esto está reservado para quienes inician el sendero
del despertar. Cada árbol tiene dentro sí un espíritu, y es parte esencial de
su manifestación en Luz. Todos en el bosque reconocemos nuestra esencia divina
y nos sabemos y reconocemos porque estamos conformados por cadenas de
información que van más allá de la realidad física.
Cada
individuo del bosque recibe y emite vibraciones energéticas y responden al
magnetismo, que no es más que lo que ustedes llaman amor. La Tierra
ama a sus árboles porque los atrae electromagnéticamente, e igual a ustedes.
Quienes emprenden un viaje espiritual pueden abrirse a los espíritus aliados y
reconocer que todos los hechos del bosque pueden ser captados en los niveles
transpersonales de la conciencia que se mueven a través de esos campos
energéticos.
Las
plantas responden a muchos pálpitos que los recorren por dentro y por fuera y
rara vez el ser humano puede captar esas vibraciones. Cada árbol es un ser vivo
que conlleva una energía al servicio del cumplimiento de sus fines. Esta
efervescencia de lo energético que constituye la fuente de su vitalidad es
imprescindible para todas sus funciones físico-químicas pero también son los
máximos exponentes de la relación vertical de la divinidad con este planeta.
Adoramos a
los árboles porque tienen la función extraordinaria de canalizar y anclar la
luz en la Tierra, expresó Higara con total convicción. Son un
medio para visualizar el futuro evolutivo del ser humano, que verán algún día
que pueden anclar la luz conscientemente cuando evolucionen para ingerir luz
solar tal y como nosotros lo hacemos cuando queremos hacernos visibles.
Alepos continuó; debo describirte lo que llamamos el Primer Reino, los minerales, que anclan
y sostienen la luz y la transmite profundamente al interior de la Tierra. Las
plantas pertenecen al Segundo Reino,
su objetivo es canalizar la luz de cielos a la tierra, crear una atmósfera
adecuada donde pudiera proliferar la vida. Ellos comen luz y les proporcionan
la energía de la luz transformada para los herbívoros y así sucesivamente hasta
llegar a ustedes. Se puede decir que los árboles están inconscientemente
activos anclando la divinidad de la luz. Sus raíces bajo la superficie comparten
la memoria del agua que une a toda la vida del mundo. Sí, todo está
interconectado, estamos regidos por un Orden
Superior.
Cada uno
de nosotros, tanto los del Reino Deévico
como los espíritus de “los elementales como ustedes nos dicen”, resguardamos información
muy importante a nivel galáctico. Si, y no exagero de la importancia que el Plan Divino para la Tierra tiene para
toda la conciencia del Universo. Estamos conectados multidimensionalmente
formando un sistema en red de Bibliotecas
Vivientes. A la vez estamos interconectados con todos los elementos y con
cada ser vivo de la Tierra. Esto te lo vamos a seguir aclarando más adelante ya
que habría que ir muy atrás y adelante en nuestra historia, que es muy
diferente a la de ustedes.
Te podemos
decir también que la Tierra está
pasando por un momento de depuración del dolor a nivel de todo el conjunto
planetario y de una transmutación hacia una nueva realidad de Luz. Esa es la verdad que puede proveer
su libertad absoluta. De paso ya te hemos explicado el cómo hemos hecho para
acercarnos a algunos de ustedes, que tienen el potencial de ayudar a la Tierra en ese proceso. Muchos trabajan
en al restablecimiento de la Verdad y el encuentro de la memoria por parte del
Humano consciente.
Aunque por
ahora no se ven resultados a nivel global, la lectura que hacemos de las
frecuencias humanas nos indica que la consciencia de la humanidad está en auge,
se está expandiendo, y esperamos que en algún momento entren en razón de que
debemos evolucionar juntos. Mucha gente busca un cambio de dirección o un nuevo
camino filosófico y espiritual que explique el porqué de este desastre y cómo
salir más o menos ilesos de este atolladero.
Sí, sabemos que muchas personas sienten lo mismo
por la transparencia del alma que los habita. De hecho me he encontrado
últimamente con gente muy enfocada en esa dirección.
Higara me invitó a hacer un recorrido alrededor del
higuerón la pequeña para que pudiera percibir toda la diversidad que atraía.
Esta hada tenía una belleza suprema y un orgullo manifiesto que se notaba en su
mirada. Le encantada su árbol, el ficus
(o higuerón). Los higuerones son como los comederos dadivosos del bosque, me
dijo, y por lo tanto es imposible aburrirse cuando se ofrece este festín. Sus frutos
maduran a la misma vez, por lo que muchos animales como aves, mamíferos e
insectos sean atraídos en esas fechas. Todo el día y todos los días me
entretengo observando y a veces jugando a la gran cantidad de especies
animales.
Este árbol
es generoso, da cobijo y alimento a muchas aves, mamíferos, reptiles e insectos
de este bosque y sobre todo a las avispitas que polinizan las flores. Sé que
por la peculiar forma de las flores era considerado por los antiguos un árbol
criptógamo (sin flores). Los pájaros, sobre todo me la entretienen profusamente
al sorprenderme constantemente; muchas veces me encuentro rodeada de bandadas
de pequeñas aves, o puedo ver a los pájaros solitarios de canto melodioso. Me
gustan los felinos y otros mamíferos que suben por sus ramas.
Nosotros
sabemos que además de arrinconar cada vez más los bosques reduciendo su
cobertura, también los humanos que vivían en comunión con ellos han sufrido un
prolongado e injusto hostigamiento, esto lo expresó Alepos mientras caminaba
junto a mí alrededor del gran higuerón. Nos consta que este acoso ha sido muy
doloroso para ellos. Ha sido muy cruel esa negación histórica de la diversidad
los pueblos de estas tierras y la obligación a renunciar a su identidad para
ajustar su vida y pensamiento a una cultura extraña y desarraigada.
Algunos
simplemente han sucumbido ante la aculturación, otros ante la imposibilidad de
adaptarse a esa idiosincrasia se han abandonado al alcohol o de otras drogas
como una forma de suicidarse lentamente. Como viven muy cercanos a nosotros nos
duele ver que todo este dolor se transmite de generación a generación. En
amplias zonas de esta región hubo persecuciones sistemáticas y eliminación
física de los indígenas llegando a considerarse un genocidio, esto ha sido
horroroso para nosotros también.
La senda del perdón.
He encontrado a un guía maravilloso, que busca
sensibilizarnos a todos sobre estas grandes injusticias históricas. Hemos
ofrecido perdón a los descendientes de los habitantes originarios por lo que
les hicieron nuestros antepasados. Por primera vez en nuestro país alguien lo
hace y la verdad han sido muy compasivos y algunos nos han dicho que ya nos
habían perdonado. Otros, con justa razón esperan que este acto sea del común
dominio de los gobernantes y que se aprueben las herramientas jurídicas
pertinentes para que demostremos que somos consecuentes. Al invadir sus territorios ancestrales los
irrespetamos y los subvaloramos por decir poco. Estábamos en una era oscura donde
predominaba el miedo y la prepotencia.
Alepos interrumpió para decir; la senda del perdón es
uno de los pasos más significativos para transformar nuestra relación con
nosotros, los seres de la naturaleza y con una parte nuestra que habitaba en
tribus. Fueron subyugadas por una cultura dominante que transformó radicalmente
la forma en que nos relacionábamos. La reconciliación es una forma de hacer
posible una civilización de concordia y armonía. Pedir una disculpa es un acto
que debe hacerse con humildad y respeto para que muchas almas puedan ser
sanadas haciendo que florezca y se consolide una cultura de paz. Al afirmar la
paz con los pueblos indígenas lo hacen con la misma conciencia viva de la
Tierra. Es un paso trascendental que debe dar toda la humanidad.
Les pedimos a nuestros hermanos que nos miraran
con compasión, porque para nosotros este sentimiento contiene una forma de
energía esclarecedora. Con ella apoyamos las formas de crecimiento y la
comprensión que precisan ocurrir para cambiar internamente y que puedan
perdonarnos. Esa es una energía que vibra en ambos sentidos y es muy
significativo que se de este paso para ser solidario, compartir nuestro amor y
reconfortar. La compasión que ofrecemos no es un acto de conmiseración, pena o
lástima, es como lo define Stéfano, “aceptar
el proceso del otro y respetar sus tiempos”. Lo que nos indican estos
tiempos es que debemos vivir en el espíritu. Reconocer el Ser y aceptarlo. Perdonar es integrar los errores e injusticias de
al menos quinientos años de historia para que el sufrimiento no estrave nuestro
devenir.
Higara terminó diciendo: ahora debes disfrutar del Sol en esta hora del amanecer. De este Sol las culturas que fueron abatidas
tomaron su energía, su espíritu, su luz y su calor. De allí extraían toda la
sabiduría ya que era leída con relativa facilidad por gente sensible. También
se comunicaban fluidamente con esa energía generosa. Eso ustedes lo perdieron
hace cientos de años. Tu guía te está mostrando los momentos y espacios para
volver a su interior y que reconozcan esa partecita de su divinidad que yace en
ustedes.
Inicié una
caminata por un sendero pensando mucho todo lo que los gnomos y dríadas me
habían dicho hasta encontrarme junto a un río cristalino. Podía escuchar los
susurros del bosque junto a los del agua recorriendo los meandros.
Sorpresivamente y sin que lo buscara un ángel me envolvió con la amplitud de su
belleza y me dijo; “la divinidad está en
tu interior y hace muchas vidas que eres parte del Plan Divino. Puedes repetirlo como un mantra porque es así. Te lo
afirmo porque de verdad la Luz está
en cada célula de tu cuerpo y un más allá inimaginable para tu actual nivel de
consciencia. Cuando comprendas que eres una ínfima parte del Todo tal vez
empieces a comprender la totalidad. Soy Raúl, tu ángel de la guarda, estoy y
siempre he estado apoyándote en todo tu proceso, durante toda tu vida. Debo
mostrarte por un breve segundo lo que podés llegar a tener si sigues por el
buen camino”.
Me mostró un lugar de luz, donde todo era una
paz profunda, donde todo era amor, belleza y gratitud, y donde sentí el mayor
afecto y libertad con que jamás ni había soñado. Las palabras que me surgen no
pueden aproximarse a lo que estos segundos significaron.
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