Han ustedes visto cómo contemplar un jardín o un paraje inalterado en la naturaleza es en sí mismo un alivio para el alma y el corazón. Es casi imposible no dibujar una sonrisa cuando se contacta la frescura de la vida manifestándose en una mariposa que busca libar en una flor o una gota de agua en colgando de hoja y que refleja los colores del arcoíris al amanecer. Una sonrisa trae un agradecimiento implícito a quien nos da la posibilidad de disfrutar de esa manifestación de quien todo lo crea. Por este simple gesto y acto perceptivo tomamos conciencia de que estamos indisolublemente ligados al Espíritu de la Tierra; a Gaia.
Es extraño que algo "tan insignificante" sea tan revelador, pero; ¿no les parece que una contemplación profunda de la naturaleza es a la vez tener una experiencia de sanación?. El descubrir la belleza en la simplicidad nos permite fluir. Si logramos comprender esto los senderos se van abriendo y las puertas se despliegan, porque se suceden en cascada más niveles de profundidad perceptiva. Elevamos nuestra propia conciencia para unificarla a una sola conciencia mayor, la que permitiría dar un paso hacia el equilibrio planetario por pura resonancia. Por medio de minúsculos detalles, la naturaleza nos sonríe con su propia generosidad.
La sonrisa se expande con ese contacto, es como una poderosa energía que sana, purifica y rejuvenece nuestros cuerpos. Es agradecimiento y veneración porque vibramos y latimos con el mismo pulso y frecuencia con que lo hace Gaia. Es una frecuencia que emana de su Corazón Central y que pone en movimiento todo en el Planeta Tierra y le da vida.
Integrémonos al sistema que regula la vida y transformemos verdaderamente nuestra actitud hacia Gaia. Cuando nosotros nos transformamos miramos todas las manifestaciones del Planeta con un sentir diferente, sencillamente estamos conectándonos al mismo corazón. El corazón de la Unicidad.
Precisamos de personas con la sensibilidad para agradecer el hecho de que, “nosotros y Gaia somos Uno” y que encontramos esa verdad revelada en los detalles que nos pueden parecer insignificantes. Tenemos que cambiar hacia una actitud más compasiva con el ambiente porque lo que le hagamos a este se nos revierte con más fuerza. Hagámoslo emprendiendo un camino sagrado de gratitud y compasión. Aprendiendo de las tribus aborígenes que están compartiendo su cosmovisión al conjunto social. Posiblemente este cambio de actitud nos lleve hacia nuevos paradigmas.
Nada retrata mejor la calidad humana y la sinceridad que una sonrisa salida del corazón. Una sonrisa sincera ilumina, genera felicidad y fortalece todos los afectos.
De allí que mi propuesta sea que adoptemos los siguientes mandatos como propios:
Haré de la sonrisa el medio para mostrar gratitud a la vida y a esta Tierra generosa que lo da todo. A la grandeza de Dios y su existencia eterna.
La sonrisa será una forma elevada y pura de alabanza al Creador y el plan divino de su gran obra. Serán bendiciones para todas las formas de vida de la Madre Tierra y más allá; al sistema solar, a la galaxia, al universo, al cosmos, a toda la Creación.
Disfrutaré de los sabores de los alimentos, agradeciendo que hoy los puedo degustar y que es una bendición contar con que me proporcionan la energía que necesito para emprender la rutina diaria. Sé que son un regalo de Gaia para tener vitalidad, sobre todo por la bondad de crear alimentos.
Me animarán mucho más las sonrisas de los niños y su predisposición natural a reírse mucho, porque con éstas enfrentarán mejor las complejidades del mundo, les dará confianza y aumentará su autoestima.
Abrasaré sonriente y respetuosamente el silencio tuyo y el mío, porque es en la amplitud del Silencio por donde llegamos a retornar a la fuente. Es ese Silencio subyace el misterio que todo lo sana, lo transforma y lo preserva.
Honraré en cada persona el lugar dentro de sí, donde yace su luz interior, el amor al prójimo y la paz nacida de su integridad. Gozaré como propia la sonrisa que emana de su paz.
Agradeceré profundamente al Reino Animal de la Tierra, especialmente a mis mascotas por cuanto con su afectuosa ternura me apoyan y asisten como al resto de la Humanidad en su evolución. Sonreiré cuando un gato 'ronronee', porque ahora sé que esta vibración es de profunda alegría y que la frecuencia de esa vibración es muy sanadora.
Procuraré para mi perrito un estado de satisfacción, porque eso me hace feliz. Cuando este salta, mueve su cola y corra haciendo giros sé que está formando vórtices energéticos que son capaces de limpiar las energías negativas. El entiende mi estado emocional, es protector, extremadamente leal y me muestra siempre su amor incondicional.
Ofreceré disculpas por los errores de terceros, que hacen que muchos vivan en inequidad, con resentimiento y miedo. Sonreír es un punto de partida ya que nos apoyamos entre nosotros. Puede ser un gesto de consuelo y el punto de partida hacia un futuro reparador.
Gozaré plenamente de la inventiva humana que se expresa a través de la amplitud de su creatividad, porque muchas de sus obras alcanzan un nivel que conmueve. El arte es un regalo divino que se canaliza en formas accesibles y significativas. La música es la belleza audible de la cultura y me llega fácil a las fibras más sensibles.
Agradeceré que haya tolerancia y respeto en mi familia. Honraré a todos sus miembros porque siento la solidaridad y el apoyo que me han ayudado a formar la expresión propia de mi espíritu. Sonreiré porque hoy he podido ampliar mi concepto de familia, porque hay nuevas relaciones vibratorias con todo lo que los rodea en el planeta y hay muchos hermanos de luz.
Sonreiré porque recién estoy comprendiendo el porqué de mi propia vulnerabilidad, mis sensibilidades y dones. Porque me has dado oportunidades de fortalecer las armonías con los demás. Cada descubrimiento personal me ha permitido trabajar el espíritu para tratar de continuar hacia el siguiente nivel. Así es.
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