Guillermo Chaves Hernández
Pilar Arce es una buena amiga, es también una persona entrañable de las que no pasa inadvertida una vez que la conoces. Su inteligencia y picardía son algunas de sus cualidades. Es también una mujer vital, con gustos y criterios definidos, que se expresa llana y sin ambivalencias a través de su atrayente personalidad y de la fotografía. De esta última me ha permitido hablar un poco. Parece un contrasentido decir en palabras lo que claramente se dice a sí mismo en imágenes. Mi propósito no es sustituir lo que tiene claridad conceptual y riqueza visual, sino expresarle mi admiración por sus atesoradas percepciones filtradas por su cámara. Es también una forma de gratitud por compartir esa depurada afinidad por las cosas simples, de las que se apodera para alagarlas. Ella es su instrumento, es idea y pensamiento, la cámara su medio para brillar.
Ella es pasión, es pura pasión, no la he visto querer algo o a alguien de otra forma. La cámara es una prolongación de esa manera apasionada de vivir. Sus fotos pueden reflejar la otra cara del lado apasionado, algunas son pausadas, porque dejan la naturaleza inalterada, la deja transcurrir su ciclo normal, no sin haberle robado en un segundo una imagen maravillosa. Sus capturas permiten la reflexión y el goce sosegado porque ella logra alcanzar con sus fotos el balance y la belleza plástica. Lo que dice le sale muy natural, no hay poses, no necesita cambiar lo que está allí. Su paso es silencioso frente a lo que fue en un segundo incautado por el lente. Y lo deja seguir sin alterarlo.
El encuadre propio del formato de la fotografía es su dominio, por eso sus composiciones están estupendamente logradas. Para mí es un placer ver sus álbumes porque son siempre novedosos y particulares. Si, lo que ella logra no lo he visto antes expresado con ese gusto y con esa calidad. Se apropia de la esencia, del espíritu y de la sutileza de los motivos que la cautivan. Lo inédito se materializa con una visión propositiva con su lente. Lo que en verdad me fascina es que siempre me sorprende y me embelesa.
Es difícil delimitar cuáles son sus temas favoritos, porque tiene una actitud abierta, pero algunos son; sus amadas mascotas, especialmente los perros, los paisajes marinos que incluyen las actividades de amigos y familiares, las construcciones antiguas, sus viajes, detalles de la naturaleza que incluyen los realizados por la gente, el yoga, y con mucho énfasis, las cosas que ama, y las que quiere cercanas. Muestra una absoluta reverencia hacia la naturaleza y a su naturaleza, de allí la riqueza que le sustrae a lo que toca.
Sus acercamientos son meticulosos, sus observaciones profundas. Se deja seducir por los mínimos detalles, unas gotas de agua que reflejan y transparenta la vida, unos hongos que son turgentes y bellos de manera efímera, con su textura matemáticamente dispuesta, unos espárragos que no parecieran que fueran tan ricos en colorido. Unas telarañas cargadas del rocío de la mañana, etc.
Construcciones humanas ya ruinosas que describen un pasado y que continúan hablando. En ese sentido sus puertas y ventanas son umbrales cercanos y lejanos, porque no nos muestran el espacio interior, el que es vivido por la gente, sino, su logrado encanto conjurado con el exterior. Muros añosos, paredes y ventanas en las que ya el pasado está encima y no hay nada que revierta su deterioro, solo unas plantas y algunas flores que en su continua renovación se contraponen a lo inevitable.
Estas son solo unos pocos de los tantos elementos valiosos que muestran sus fotos. Obviamente cualquier texto se queda corto frente a la contundencia de su discurso visual, por eso espero que continúe exteriorizando sus afinidades con pasión, con una pasión de chocolate… y que las comparta.
naciendo en macro !!
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