El
silencio de la montaña ocurre en ese momento… “cuando el día ya no es día y la
noche aún no llega”, como dijo poéticamente don Julián Marchena. Allí acontece
algo enigmático; cuando ya el crepúsculo auguraba el reino de las sombras, un
último resplandor, el más fulgurante antes del descenso de las tinieblas,
ostenta una brillantez inusitada. El firmamento palpita con una intensidad
dorada y se posesiona hedonistamente de toda la bóveda celestial.
Este
es el vaticinio de ese soplo que sugiere la calma. Para algunos, como nosotros,
es hora de replegarse para gravitar supinamente en nuevos portales
dimensionales.
La
luz atenuada del ocaso precede al despertar de los seres que necesitan y
prefieren las sombras de la noche. Mientras unos salen de su letargo para
incorporarse a la vida noctámbula, otros están desdibujando su actividad en el
descanso de sus voces, en el mandato que dicta el reposo.
Este
es un momento en el bosque en que todo parece detenerse, es una quietud
contenida, porque cada ser transita al final o al inicio de su jornada. Unos
buscan el refugio del descanso en el silencio, antes de que el sueño venga.
Otros inauguran su despertar acogidos por los susurros adormilados. Todo esto
antes de que el letargo se apropie de quienes soñamos o de quienes con sus
fotoreceptores admitan que ya no gobierna la luz.
Este
es un momento clave del día donde un nuevo orden se instaura, animando a los
noctívagos y adormeciendo y sosegando a los que concluyen su jornada diurna.
Todos los residentes del bosque indagan y crean este silencio cómplice de la
montaña. Es un sigilo denso e inabarcable, como un impase entre los buscan el
reposo y los que se despabilan para sobrevivir la oscuridad.
Casi
todo el reino de las plantas ha superado la fase luminosa de la fotosíntesis.
Ya las longitudes de onda cercanas al verde refractado abandonan cada
cloroplasto y entran en una fase oscura. Fui un ser maravillado al comprobar que soy testigo todos los días del proceso biológico más importante
de la Tierra, de la sincronía de la Madre Tierra con
estos cambios medioambientales. La creación hace que se conecten
unos genes osciladores en cada parte vegetal. Mediante una activación directa
los regula reprimiendo su expresión alternadamente; entre lo diurno y lo nocturno.
Todo el bosque está en sincronía con este reloj circadiano que regula cada uno
de sus ciclos vitales.
Unos minutos después ya se ha establecido la noche con sus sonidos
particulares identificables. Hay un grillar generalizado que cubre la pauta sobre el
continuum de las sombras. Y solo ha quedado la suave añoranza de un atardecer
pertinaz, sobre el que pudimos sobreponer un silencio respetuoso que ya
presagiaba el retorno de los habitantes de la noche.
El Parque
Prusia
está en las faldas del Volcán Irazú,
en la Cordillera Volcánica Central, provincia de Cartago. Es parte del Parque Nacional Volcán Irazú establecido
en 1955 con el propósito de proteger la belleza escénica característica de los
rasgos geológicos de un volcán activo. Llama la atención el tipo de bosque que
se encuentra en muchas áreas de la zona de Prusia, con pinos guatemaltecos y
eucaliptos australianos. Estos
árboles se sembraron en los años 60 cuando se reforestó de emergencia este sector.
Luego de las
erupciones del Volcán Irazú bajaron
a Cartago una serie de avalanchas provocadas por los deslaves de terrenos, como
medida de emergencia en aquella época se plantaron miles de árboles para
proteger la naciente del Río Reventado y otros que se originan en de la zona.
Se requerían miles de árboles y como no había la
cantidad suficiente de árboles requerida en los viveros nacionales se trajeron
del exterior los pinos y eucaliptos que aun hoy vemos en el lugar. Esto va a
cambiar paulatinamente. El Área de
Conservación de la Cordillera Volcánica Central administradora del parque logró
un acuerdo con el Escuela de Ingeniería Forestal
del Tecnológico para proceder a una sustitución paulatina de los árboles,
el proceso tardará entre 20 y 30 años. La tala se realizará abriendo claros en el
bosque donde se permitirá la regeneración del bosque nativo.
Con esta iniciativa se protegerían recursos
florísticos y faunísticos característicos de las zonas de vida: Bosque Pluvial
Premontano, Bosque Montano Muy Húmedo y Bosque Pluvial Montano. En el Sector Prusia: se puede
transitar por los senderos La Cajeta, La Gruta, El Río y El Bajo La Laguna, donde
está la naciente del río Reventado. Sus condiciones actuales permiten el
disfrute en familia, así como la visita de grupos organizados y realizar
diversas actividades recreativas.
Algunos datos fueron extraídos de; http://www.micartago.com/index.php?news=1557
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