viernes, 30 de septiembre de 2016

Sufí




Me perdí buscando el mar y me encontré allanando las notas elevadas.
Como un péndulo, cada ola rompía extenuada en metáforas doradas para volver a reinventar la luz de sus traslúcidas narraciones.
Su tono crepuscular era ámbar.


Las ondulaciones áureas recitaban gemas sufís para girar dichosas y resplandecer. Las vibraciones ondinas regulaban sus destellos finales ofreciendo al final del día su silencio glorificante, agonizando ámbar.


El viento delinea con compás las dunas de la playa, igual que hace mil años, logrando por primera vez redibujar ese universo, como cuando Él vio que eso era bueno. Desaparece el día y el filtro ámbar se va con el sol para expirar agradecido por reconocerse eterno y fugaz. 




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