Viveros Bios, Escazú, Costa Rica. Construcción y foto: Laura Rodriguez. Diseño: G. Chaves.
De manera introductoria quiero plantear las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las tendencias de la arquitectura paisajista actual? y ¿Porqué es importante para mí conocer estas tendencias y qué impacto pueden tener en nuestro medio?, ¿Es necesario o vital conocer esos nuevos rumbos que adquiere la profesión?
Una tendencia se define como una fuerza que impulsa un cuerpo a dirigirse hacia un punto, es por tanto dirección, inclinación, orientación. Es propender hacia un fin determinado y avanzar (hacia adelante aunque con un ojo viendo atrás). Así en un sentido general, es la propensión o inclinación en los hombres o en las cosas hacia determinados fines. Es un patrón de comportamiento de los elementos de un entorno particular durante un periodo de tiempo. Es simplemente la dirección o rumbo y puede ser de un Movimiento político, filosófico, artístico, etc.
Jardín en Villa Real, Santa Ana, Costa Rica. Diseño G. Chaves. Construcción: Viveros Bios.
El profesional paisajista puede que se haya planteado esas preguntas más de una vez. Tiene implícita una inquietud prospectiva, es decir; me interesa el rumbo de mi profesión, y que tengo una noción de futuro. ¿Puedo yo aportar algo con mis ideas? Es muy actual preguntarnos qué podemos hacer los arquitectos paisajistas en nuestro actuar a nivel local. Más aun, si podemos contribuir con un grano de arena a la problemática ambiental. Ningún aporte nuevo es insignificante en ese contexto y por eso debemos sentirnos privilegiados. Un parque o un jardín bien pensado, a nivel de coherencia con el medio es en sí mismo una contribución necesaria.
Estas inquietudes son muy válidas, y podemos asumir una actitud prospectiva en la configuración de un devenir promisorio para la profesión en cada país o región en la que laboramos. No es razonable actuar por imitación, repetir esquemas es dar el mínimo esfuerzo, hacer obras sin un compromiso mínimo por la calidad en el diseño es desaprovechar una oportunidad valiosa de marcar una diferencia.
Tanto en el diseño arquitectónico como en el paisajístico surgen respuestas que no son otra cosa que repeticiones de esquemas preestablecidos, que llevan a un agotamiento en la forma de proyectar y que ya no desarrollan nuevas ideas sino copias de pasadas tendencias o historicismos mal interpretados. Muchas veces este es el resultado de una deficiencia en la formación del profesional. Esto hace que luego nazcan obras que son híbridos sin una línea clara de diseño. Crear nuevas formas sin conocer los lenguajes formales de las corrientes de diseño paisajístico actuales y pasadas, hace que no siempre se llegue a un buen resultado formal y espacial. Es importante establecer un lenguaje claro con respecto a las tendencias, definir su posición como ser creativo sobre cuáles son las internacionales más significativas. Cuáles son regionales y aun las nacionales, y de qué manera influyen directamente en nuestro quehacer. Vale la pena preguntarse qué formas adquieren y cuál es su gramática formal. Si son fieles a algún estilo y si se adaptan a la realidad país. El paisajista que no conozca bien el pasado no podrá generar un lenguaje claro con respecto a las tendencias ya sea para distanciarse de ellas o para dar continuidad a las mejores ideas para conceptualizar y desarrollar nuestros proyectos paisajísticos.
Jardín de Poaseas de Kew Gardens. Londres, Inglaterra.
Tanto en el diseño arquitectónico como en el paisajístico surgen respuestas que no son otra cosa que repeticiones de esquemas preestablecidos, que llevan a un agotamiento en la forma de proyectar y que ya no desarrollan nuevas ideas sino copias de pasadas tendencias o historicismos mal interpretados. Muchas veces este es el resultado de una deficiencia en la formación del profesional. Esto hace que luego nazcan obras que son híbridos sin una línea clara de diseño. Crear nuevas formas sin conocer los lenguajes formales de las corrientes de diseño paisajístico actuales y pasadas, hace que no siempre se llegue a un buen resultado formal y espacial. Es importante establecer un lenguaje claro con respecto a las tendencias, definir su posición como ser creativo sobre cuáles son las internacionales más significativas. Cuáles son regionales y aun las nacionales, y de qué manera influyen directamente en nuestro quehacer. Vale la pena preguntarse qué formas adquieren y cuál es su gramática formal. Si son fieles a algún estilo y si se adaptan a la realidad país. El paisajista que no conozca bien el pasado no podrá generar un lenguaje claro con respecto a las tendencias ya sea para distanciarse de ellas o para dar continuidad a las mejores ideas para conceptualizar y desarrollar nuestros proyectos paisajísticos.
Estos pequeños jardines estaban flanqueando una fachada de La Sagrada Familia de Gaudí, Barcelona, España.
Cualquier obra de paisajismo debe estar hecha para mostrar un alto grado de creatividad (por supuesto ajustándose a las condiciones impuestas por el cliente y si los honorarios que cobra el profesional lo permiten); y debe ser diseñada para disfrutarse por muchos años. Hoy es muy importante el hecho de que debe realizarse procurando la economía de medios y con un costo razonable, a veces esto es difícil en un mercado que no conoce bien de los costos reales de los insumos. Si se procura el mejor resultado con recursos limitados se hace un ahorro energético, el ambiente lo agradece.
Una obra de paisajismo no puede ni debe estar descontextualizada del medio, de allí que debemos estar revisando permanentemente cuáles son los medios expresivos que utilizo, qué dirección me indica en contexto social y cultural, cuáles son los factores ambientales que inciden en la mejor selección de materiales con los que construyo mi paisaje y otros muchos factores que inciden en nuestra labor creativa.
Pavimento del Museo de Berlín, diseñado por Daniel Libeskind que ganó el concurso para la ampliación en 1989.
Podemos tener la inquietud de conocer cuál es el aporte de una iniciativa propia al resto de la gente, y lo mejor que nos puede suceder es un cliente satisfecho, que nos recomiende a otras personas. La honestidad consigo mismo, el diseño imaginativo, y la mayor calidad como norte son, muchas veces, suficientes para que la obra sobresalga por sí misma. Al disfrutar del proceso creativo también podemos estar incorporando novedades a soluciones y a demandas específicas. Estas son formas de abordar el diseño que son interesantes para los demás. No necesariamente debe corresponder a lo que opina una élite intelectual, porque estamos recién introduciendo en el país una cultura del “gusto por el diseño del paisaje” que esperamos promueva el aprecio por la belleza similar al de las artes, pero con un carácter aun más democrático. Imagínense a gente disfrutando y reconociendo un jardín minimalista, ojalá público, o un parque donde haya obras de Land Art, o un parque que rescate un ecosistema nativo, lo más fiel a las especies autóctonas. Todas estas opciones parten de una conceptualización muy específica para cada lugar y cada necesidad. Se puede aspirar a revertir el deterioro urbano y aumentar su calidad con un enfoque del diseño creativo, sintético y austero.
Jardín Botánico de Barcelona, de Carlos Ferrater Lambarri, Josep Lluís Canosa I Magret, Isabel Figueras. Foto de Ricardo Chaves.
¿Para dónde vamos?, es una inquietud es “un poco existencial”, que nos toca responderla, a todos, a quienes estamos organizados en asociaciones gremiales y a los que, por iniciativa propia, les importa y estudian lo que sucede en nuestro entorno inmediato y el mundo. Esta interrogante también lleva implícita la idea de examinar lo que aconteció en el pasado, contextualizado desde el bagaje cultural que llevamos incorporado y, los rumbos que pudieran surgir en el futuro.
Dentro de nuestra particular forma de relacionarnos con el espacio puede haber una gran cantidad de actitudes y aptitudes que hacen que en esencia haya tantas visiones y perspectivas de vida como personas puede haber. Todos interpretamos los instrumentos de que dispone esta profesión con una particular tesitura, de algunas obras queda también toda la información que lo liga de una manera indiscutible a su medio ambiente, una cultura particular y un contexto histórico que son únicos e irrepetibles. El impacto de la obra en la cultura o viceversa y de las ideas que subyacen y que les son intrínsecas puede convertirse en un verdadero paso cualitativo y servir de guía para muchas más personas.
Villa Olímpica de Barcelona.
Una tendencia, en el caso del diseño, debe de contar con indicadores, y referentes. Hay referentes de tendencias que tienen que se pueden confundir con otro concepto: el estilo, grupos de un cierto estilo, o los componentes estilísticos que el diseño va adoptando. "El concepto de estilo, según Carlos Janlilevich, muy usado por la historia de la arquitectura y del arte de raíz humanista y positivista, se refiere a una serie de rasgos comunes más o menos repetitivos que al estar presentes permiten identificar una determinada obra como perteneciente a una escuela o modalidad de ejecutarla así como un período de tiempo y el lugar en el que dicha escuela o modalidad apareció o fue común su uso. Así, por ejemplo, en pintura se habla del Impresionismo Francés, en literatura del Siglo de Oro Español, en arquitectura del Gótico Isabelino, etc."
Una tendencia, si nos referimos a su significado más baladí, puede tener alcances inmediatos y efímeros como los que pretende la moda, con una visión un tanto comercial y mercantilista, o ser tan amplia y tener un impacto tan profundo a nivel social, tal que, en si misma pueda ser un reflejo de una visión de mundo y una perspectiva de vida. Hay otras ideas asociadas a la palabra tendencia, por ejemplo nos referimos a marcar tendencia a lo que sobresale por su estilo. Es lo que se encuentra en la “primera línea” de creación, llamado también “vanguardia” y que es la renovación radical en las formas y contenidos, los cuales sustituyen a las tendencias anteriores mediante la confrontación. Son también las nuevas corrientes que se vislumbran como determinantes en los ideales, tanto estéticos como ideológicos de una sociedad o parte de ella.
No siempre tiene que haber una ruptura o planteamientos divergentes que cambien el rumbo de manera definitiva para que haya tendencia. Los movimientos artísticos renovadores son inusuales, las vanguardias tienden a tener una la actitud provocadora desafiando los modelos y valores existentes hasta el momento, pero pueden convivir con manifestaciones menos radicales y más mesuradas en la expresión. Tiene que haber cierta consistencia entre la obra que se concreta o que se proyecta y la manera en que se fundamenta el pensamiento tras el trabajo creativo. Este trabajo reflexivo es fundamental para documentar la visión particular del creador individual o los contemporáneos. Una de las dificultades de definir una tendencia con base en la “vanguardia” es que las obras verdaderamente sobresalientes de paisajismo, al igual que las de arquitectura, no pueden definirse por tendencias o estilos: “la calidad sustancial trasciende el estilo y está relacionada con el orden y el significado profundo de la obra individual” (William Curtis). En lugar de tendencias o estilos, muchos críticos, se refieren a unas pocas obras recientes que alcanzan un grado superior de resolución y que se convierten en hitos o referentes estéticos de profundo valor.
Hoy la buena obra paisajística se está produciendo en muchos rincones del mundo y al igual que Curtis pienso que “es esencial distinguir entre lo sustancial y lo que simplemente está de moda”. Hay que tener este cuidado cuando nos referimos a la idea de tendencia en paisajismo, para no denotar modas, sino englobar una gran cantidad de obras, que pueden o no ser extraordinarias pero que son acertadas, tienen una meritoria calidad, abordan con ingenio y respeto los acuciantes problemas sociales, urbanos y ecológicos. Algunas obras tal vez no pueden competir con las grandes obras de presupuestos extraordinarios de los países ricos pero aun así se les reconoce su aporte y se mira con interés y respeto su dedicación a realizar y mantener espacios inigualables. Se trata de encontrar en el ruido del momento actual las cualidades duraderas.
Jardín Botánico Robert y Catherine Wilson,
Apdo.73, 8257 San Vito, Coto Brus,Puntarenas, Costa Rica
Apdo.73, 8257 San Vito, Coto Brus,Puntarenas, Costa Rica
Hoy la buena obra paisajística se está produciendo en muchos rincones del mundo y al igual que Curtis pienso que “es esencial distinguir entre lo sustancial y lo que simplemente está de moda”. Hay que tener este cuidado cuando nos referimos a la idea de tendencia en paisajismo, para no denotar modas, sino englobar una gran cantidad de obras, que pueden o no ser extraordinarias pero que son acertadas, tienen una meritoria calidad, abordan con ingenio y respeto los acuciantes problemas sociales, urbanos y ecológicos. Algunas obras tal vez no pueden competir con las grandes obras de presupuestos extraordinarios de los países ricos pero aun así se les reconoce su aporte y se mira con interés y respeto su dedicación a realizar y mantener espacios inigualables. Se trata de encontrar en el ruido del momento actual las cualidades duraderas.
Jardín Botánico Robert y Catherine Wilson,
Apdo.73, 8257 San Vito, Coto Brus,Puntarenas, Costa Rica. Fuente dedicada a Luis Diego Gómez. Diseño: Guillermo Chaves.
Apdo.73, 8257 San Vito, Coto Brus,Puntarenas, Costa Rica. Fuente dedicada a Luis Diego Gómez. Diseño: Guillermo Chaves.
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el artículo plantea una situación básica en el diseño, la diferencia entre concepto, idea, estilo y tendencia, siendo esta última una visión de un movimiento en el momento mismo, no es retrospectiva, una vez se ha incorporado a la historia podemos catalogarla de muy difersa manera, pero lo que la definirá como escuela o movimiento es el concepto que la ha movido, y esto, es lo que el diseñador debe comprender, cuál es la filosofía, la teoría y el método que la impulsan o en que se basa, no es la forma ni los materiales (aunque estos puedan verse influenciados).
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